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martes, 6 de diciembre de 2011

Domingo 1° de Adviento


"VELEN Y ESTÉN PREPARADOS" Mc 13,33-37


<< Inicien este período de Adviento Conmigo, Hijos. Inmersos en mi Luz inmaculada, que se difunde por doquier como aurora, para anunciar la venida de Cristo, dispónganse todos a recibir con alegría al Señor que viene. Prepárense bien a la Santa Navidad.

Prepárense Conmigo a vivir la memoria liturgica de su nacimiento, en la paz, en el silencio, en la estremecida espera. En este tiempo de preparación se acreciente en la fe, se ilumine la esperanza, se fortalezca la caridad, se haga más intensa su oración.

Prepárense Conmigo a la venida de Jesús, que cada día se realiza en el misterio de su real presencia Eucarística y bajo los despojos humanos de cada persona que se encontréis. Este cotidiano encuentro con Jesús debe convertirse para ustedes en una gozosa y perenne Navidad.

Abran sus almas a recibir el don de su Gracia y de su Amor. Abran de par en par las puertas de sus corazones para ofrecerle una cálida morada de amor, cuando viene para darse personalmente a cada uno de ustedes en el momento de la Comunión Eucarística.

Ilumínense sus mentes, para saberlo reconocer siempre bajo las frágiles y dolorosas semblanzas de los pequeños, de los pobres, de los enfermos, de los necesitados, de los alejados, de los marginados, de los oprimidos, de los perseguidos, de los moribundos.

Prepárense Conmigo a su glorioso retorno. En estos tiempos debo preparar a la Iglesia y a toda la humanidad a su cercano retorno en gloria. Por esto mi presencia entre ustedes se hará cada vez más fuerte, y mi Luz se hará aún más intensa, como la aurora cuando alcanza su cima y da paso al sol, que aleja del mundo todas las sombras de la noche.

Aléjense de la tenebrosa noche de la proclamada negación de Dios y de la obstinada rebelión a su santa Ley, para disponerse a recibir el radiante sol del "Emmanuel", de "Dios con nosotros".

Aléjense de la noche del pecado y de la impureza para prepararse a recibir al Dios de la Gracia y de la Santidad.

Aléjense de la noche del odio, del egoismo y de la injusticia para correr al encuentro dle Dios del amor y de la paz.

Aléjense de la noche de la incredulidad y de la soberbia para prepararse a la venida de Jesús en la fe y en la humanidad.

De ahora en adelante, verán hacerse más potente mi luz hasta alcanzar el vértice de su esplendor, que se refleja en todas las partes de la tierra.

Cuanto más se difunda, por doquier la Luz inmaculada de su Madre Celeste, tanto más la humanidad y la Iglesia estarán preparadas a recibir al Señor que viene.>>


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